François-Jean Lefebvre de la Barre conocido como el Chevalier de La Barre (caballero de La Barre) nace en el Castillo de Férolles-en-Brie en Férolles-Attilly, Francia el 12 de septiembre de 1745 y muere decapitado y quemado en la hoguera en Abbeville, Francia el 1 de julio de 1766 por no haberse quitado el sombrero al paso de una procesión y por haber dicho entre amigos frases consideradas blasfemas; noble francés.
Su padre había dilapidado la una inmensa fortuna heredada del abuelo que fue general de los ejércitos franceses.
A los dieciséis años, huérfano de padre y madre, se va a vivir a Abbeville con su tia a la abadía de Willancourt.
El 9 de agosto de 1765 en Abbeville, donde residía, hubo un “intento de destrucción” de una imagen, esculpida en madera, de Jesucristo en la cruz. Esta imagen estaba apostada sobre el Puente Nuevo de Abbeville. Un brazo roto, arrancada la corona de espinas, y tajeada la cara. El obispo de Amiens no ahorró maldiciones y caminó hasta el lugar, descalzo. Rodeó su cuello con una soga: preludio de la muerte del o los culpables.
Castigándolos con la excomunión para ellos, aunque no se conocían, prometiendo que arderían en el Infierno. Más de un centenar pasó por los altares de la justicia. Ninguno pudo señalar a alguien concreto. Pero tanta era la furia de la Iglesia, que se consideraron válidas las acusaciones más absurdas. Muchas, aprovechando la ocasión, eran delaciones dictadas por venganzas personales.
El teniente Belleval detuvo a tres jóvenes acusados, Etallonde de Gaillard, el señorito Moisnel y Jean François, Chevalier de la Barre, de cantar canciones obscenas y libertinas, y, sobre todo, acusan a éste último de no quitarse el sombrero al paso de una procesión religiosa, y de hacerlo por dos veces. Insisten que, también incurren en la falta de no arrodillarse al paso de las imágenes.
Su tía, la dama Feydeau de Brou, abadesa de Villancour, quería que su sobrina huérfana muy rica se casara con su sobrino, el Chevalier de La Barre, educado, noble, distinguido, y de gran belleza. Pero Duval de Soicour, el tutor, le había echado el ojo a la niña y a su fortuna, e hirvió de furia cuando perdió la tutoría de la joven. Desde ese momento, François fue su enemigo número uno.
Para colmo, durante el juicio, también lo culparon por el atentado al Cristo.
El 4 de junio de 1766 con testigos y pruebas falsos, fue condenado "a muerte por decapitación, tortura y quema en la hoguera junto a un ejemplar del blasfemo Diccionario Filosófico de Voltaire. Agregaron a los cargos "cantar canciones impías y otros actos sacrílegos. Voltaire y algunos abogados emprendieron la defensa legal de Françoise, pero fue inútil.
El 1 de julio de 1766 en Abbeville, el Chevalier de la Barre fue torturado (le cortaron el puño, le arrancaron la lengua y luego lo decapitaron a los 19 años) por negarse a saludar a una procesión religiosa.
Se convertiría en un símbolo del "libre pensamiento".
Chevalier de la Barre, primero es condenado a sufrir torturas para denunciar a sus cómplices y reconocer sus delitos y, antes de ser decapitado y quemado en la hoguera, le cortan la lengua y los puños, pero no lograron arrancarle ni un nombre ni una autoinculpación.
El día de su ejecución se resistía a ponerse de rodillas en el cadalso. Le repugnaba que su cabeza sangrante cayera en un canasto.
El verdugo Charles Henry Sansón insiste: todos los criminales mueren del mismo modo. El chevalier de La Barre dice que él no es un criminal, y que por lo tanto morirá de pie.
Sus últimas palabras fueron: “Je ne croyais pas qu’on pût faire mourir un gentilhomme pour si peu de chose” (Yo no creo que deba morir un hombre por hacer tan poco).
Charles Henry Sansón termina de afilar su espada y unos segundos después, sin ceremonia, corta la cabeza del condenado de La Barre. Con tanta precisión, que la cabeza no se separa del cuerpo. Queda, oscilante, sobre el tronco, y solo se desprende cuando el cuerpo cae.
De los otros dos jóvenes, nada se hizo, Moisnel tenía 15 años y se decidió absolverlo.
Voltaire si pudo obtener el perdón para Etallonde de Gaillard, quien huyó a Holanda.
El caso del Chevalier de la Barre fue utilizado por Voltaire y la Ilustración francesa como ariete contra la arbitrariedad de la justicia del Rey y contra el radicalismo de la jerarquía eclesiástica.
Finalmente, tras indagaciones posteriores, se descubrió que la degradación del crucifijo fue causada por el accidente de un carro cargado de madera que pasaba por el puente donde éste se encontraba.
En 1774 el Chevalier de La Barre fue considerado inocente y rehabilitado por un decreto de la Convención Nacional.
En 1885 una calle del 18° Distrito, cerca del Sacré-Coeur, recibió el nombre de Rue de la Barre. En 1907 se convirtió en Rue du Chevalier de la Barre.
En 1897 un comité logró permiso para erigirle una estatua frente a la Basílica del Sacré-Coeur en Montmartre. Pero hubo que esperar hasta 1905 para hacerla: año en que Francia separó la Iglesia del Estado.
El 7 de julio de 1907 en Abbeville, el pueblo del Chevalier de La Barre se devela un monumento a su memoria, pagado por suscripción popular, casi dos siglos y medio después de su espantosa muerte.
Cada primer domingo de julio hay un homenaje en el mismo punto del sacrificio.
El pueblo de París también le dedicó una calle que está a pocos pasos de la estatua, justo a la espalda de la Basílica del Sacre Coeur y a la derecha de la Iglesia de Saint Pierre de Montmartre.
En 1926 la removieron y mudaron al Parque Nadar en Montmartre.
En 1941 su estatua en Montmartre fue desmontada y fundida por orden del gobierno de Vichy, encabezado por el traidor mariscal Philippe Pétain, que mutó de bravo soldado en la Batalla de Verdún a colaborador del nazismo durante la ocupación de su país.
El 14 de febrero de 2001 se levantó una nueva estatua en el lugar original en Montmartre, con esta inscripción en el pedestal: "La tolerancia universal es la más grande de las leyes".
El nombre del Chevalier de la Barre da lugar a innumerables asociaciones por toda Francia de tipo anticlerical y librepensadora.
El 1 de julio de 2025 Le Grand Orient de France ofrece a Abbeville una estatua del Caballero de la Barre, obra del artista Sacha Fasquel; para recordar a las instituciones su deber de neutralidad.
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