Barbara Juliane von Vietinghoff conocida como Barbara de Krüdener "la baronesa mística" nace en Riga, Letonia el 22 de noviembre de 1764 y muere en Karasu Bazar (Crimea), el 25 de diciembre de 1824; escritora, profetisa y ocultista rusa; baronesa consorte von Krüdener; afirmaba tener poderes milagrosos; autora de "Valerie, ou lettres" (1804).
Hija de Otto Hermann von Vietinghoff y de la condesa Anna Ulrica. Bisnieta del famoso mariscal de campo Burkhard Christoph von Münnich, un estricto luterano.
Aprendió francés y alemán.
Sus padres arreglaron un matrimonio con un barón local, a pesar de sus protestas. Comenzó a conversar con Dios, suplicándole que la salvara de ese compromiso. Dios le respondió con un caso de sarampión que la dejó menos atractiva para rechazar cortésmente la propuesta de matrimonio. Empezó a creer que realmente tenía una conexión divina con Dios.
El 23 de septiembre de 1782 contrajo matrimonio con el barón Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener, con quien tiene 2 hijos (Pavel y Juliette von Krüdener).
El 31 de enero de 1784 nació su hijo Pavel Krüdener, que recibió ese nombre en honor al gran duque Pavel (futuro zar Pablo I de Rusia), que actuó como padrino.
En 1784 su esposo Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener fue nombrado embajador en Venecia.
En 1786 su esposo Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener es designado embajador en Munich.
En 1787 su esposo Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener fue enviado como embajador a Copenhague.
En 1787 nació su hija Juliette von Krüdener. Lo que agravó los trastornos nerviosos que padecía desde hacía algún tiempo. Decidió que debía ir al sur para mejorar su salud, con su hija pequeña Juliette y su hijastra Sophie.
El matrimonio no era feliz, ya que el marido era concienzudo y retraído, mientras que la esposa era inquieta, dada a la coquetería y al disfrute social en diversas capitales.
En 1790 en Montpellier, conoció al joven capitán de caballería, Charles Louis de Frégeville, y surgió entre ellos una relación apasionada. Regresaron juntos a Copenhague, donde ella le dijo a su esposo que su corazón ya no podía ser el suyo.
Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener se mostró fríamente amable; se negó a oír hablar de divorcio e intentó arreglar un modus vivendi, lo que fue facilitado por la partida de De Frégeville a la guerra.
Se negó a permanecer en Copenhague, partiendo a Riga, San Petersburgo (donde su padre era senador de Berlín), Leipzig y Suiza.
En 1794 su esposo fue nombrado embajador en Madrid.
En 1800 su esposo Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener fue designado embajador en Berlín, y ella se reunió con él, intentando una reconciliación.
En la noche del 23 de marzo de 1801, el zar Pablo I de Rusia fue asesinado en su dormitorio del Castillo de San Miguel por una banda de funcionarios despedidos encabezada por el general Levin August von Bennigsen, un hanoveriano al servicio de Rusia.
Su esposo Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener se había manifestado en favor del zar Pablo I de Rusia, lo que hizo que suposición fuera extremadamente precaria. Ella aprovechó la ocasión para partir hacia los baños de Teplitz, desde donde escribió a su esposo que los médicos le habían ordenado pasar el invierno en el sur.
No quiso regresar a su hogar ni siquiera durante la última enfermedad de su marido.
El 14 de junio de 1802 falleció su esposo, el barón Burkhardt-Alexis-Constantine Krüdener.
En el verano de 1804 durante una estancia en Riga, experimentó la conversión, una experiencia que nada en su vida pasada parecía hacer probable. Desde ese tiempo en adelante, como sus declaraciones demostraron, una malsana religiosidad se convirtió en el elemento dominante de su carácter y, por su extravagancia, reflejó un misticismo nebuloso como el de los entusiasmos de los milenaristas de Baden, Alsacia y Württemberg, con quienes cultivó relaciones de intimidad.
Lo que especialmente contribuyó a desviarla y dañar su estima fue su asociación con la "profetisa de Württemberg", Marie Gottliebin Kummer llamada "Die Kummerin".
Desde finales de 1808 Juliane y su nueva compañera Marie Gottliebin Kummer viajaron por varios distritos, fundando conventículos.
En el verano de 1809 fue expulsada mientras que Marie Gottliebin Kummer fue puesta bajo tutela judicial.
Ellas vieron en Napoleón Bonaparte a Apolión (el Abadón de Apocalipsis 9:11) y el Alejandro de Rusia les parecía ser el libertador. Cuando Juliane supo que el zar Alejandro de Rusia tenía influencias pietistas, elaboró su plan.
En junio de 1815 en Heilbronn, lo logró completamente en una audiencia que duró varias horas, al seducir a este potentado con sus ideas personales de que se convirtiera en un asistente constante en sus clases bíblicas en Heidelberg y París.
El 4 de junio de 1815 en Heilbronn, se encuentran el zar Alejandro I de Rusia y Barbara de Krüdener "la baronesa mística"; se dice que ella le persuade de su obligación de unir a toda la cristiandad. Alimentó en él los pensamientos del tratado que posteriormente sería conocido como la Santa Alianza, concluido entre el zar de Rusia, el emperador de Austria y el rey de Prusia, el 26 de septiembre de 1815.
Tiempo después, el zar Alejandro de Rusia se apartó de Juliane, de cuya persistente asociación con Marie Gottliebin Kummer y otros elementos indeseables le hicieron desconfiar; a esto se añadió su descontento a causa de sus confesiones indiscretas sobre la Santa Alianza.
Entre 1816 y 1818 acompañada por un gran séquito, atravesó Suiza septentrional y Baden meridional, ganando almas, a su manera, para el reino de los cielos, y distribuyendo generosamente entre los pobres y afligidos el dinero que fluía constantemente de sus admiradores.
Cayó bajo una influencia particularmente desmoralizante en la persona del post-secretario Keller de Brunswick, quien la aclamó como Débora, Ester, Judit e incluso como la mujer de Apocalipsis 12:1, quien engendraría al Mesías; o como "vicaria" de María, que generaría la Nueva Iglesia.
Fue expulsada de Suiza y de los Estados alemanes meridionales.
En 1818 regresó a su hogar, donde permanecieron ella y sus compañeros sin ser molestados, debido a la benevolencia del zar Alejandro de Rusia.
En Mitau, Riga, dirigió clases de estudio bíblico, en Kosse, cerca de Werro.
Juliane como profetisa política, aclamó a Alejandro como futuro libertador de los griegos.
El zar Alejandro de Rusia le escribió de su propia mano, mandándole callarse so pena de perder su favor.
En 1824 por invitación del príncipe Alejandro Galitzin viajó a Crimea, para mejorar su salud y para trabajar entre los pietistas de esa región, donde enfermó y murió.
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