jueves, 12 de enero de 2023

Antoine de la Créme (1784-1833)

Marie-Antoine Carême conocido como Antoine de la Créme "Rey de los chefs" o "Chef de los reyes", nace en París, Francia el 8 de junio de 1784 y muere en París, Francia el 12 de enero de 1833; cocinero, pastelero, gastrónomo y chef francés; considerado uno de los padres de la alta cocina o alta gastronomía; fue cocinero de Napoléon I; primer estudioso europeo de las salsas en la cocina francesa en su obra L'art de la cuisine française.




Hijo del estibador Jean Gilbert Carême, Marie Jeanne Pascal.  Miembro de una familia numerosa y muy pobre, se encontró en la calle desde los diez años.  

En 1793 y con 10 años, su padre le invitó a un almuerzo en un restaurante de la Barrière du Maine y lo abandonó a su suerte, explicándole la difícil situación de la familia y alentándole para que se abriera camino en la vida.

Acogido por un tabernero del Maine, aprendió los rudimentos de la cocina.  

En 1797 y cuanto tenía 14 años, Antoine de la Créme, el celebre Baltasar Grimod de La Reynière, organiza en su casa un “Jurado degustador”, reúne todos los martes a 12de sus conocidos, todos entendidos en cuestiones gastronómicas, siguiendo reglas muy severas calificaban y comentaban todo tipo de alimentos:  platos de los principales restaurantes, vinos, licores, embutidos, conservas, quesos, aves, pasteles, verduras, frutas, etc.  Siguiendo un riguroso protocolo, el jurado emitía un “certificado de legitimación”, al poco tiempo este jurado se volvió famoso y todos los establecimientos relacionados con la comida, se esforzaban en lograr una calificación favorable, que era una gran publicidad para sus productos. Baltasa Grimod como secretario de la Sociedad, redactaba y firmaba el mismo los certificados, alcanzando con ellos gran notoriedad, poder  e importancia. Esta practica de calificación de la calidad, daría origen a la celebre publicación Almanach des Gourmands.

A los 16 años entró como aprendiz con el pastelero Bailly, en la Rue Vivienne, uno de los mejores de París, que lo ayudó en sus estudios.  


Mantuvo contactos con Jean Avice, brillante pastelero, quien lo aconsejó y animó.

En 1801 y con 18 años, deja la Pastelería Bailly y entra de chef en la pastelería de los herederos de Gendron. 

En 1802 deja la Pastelería de Gendron y se dedica sólo a los "extras".

En 1804 abre su propia pastelería en la Rue du Paix. 

Organizar una muy completa biblioteca especializada en gastronomía.

Talleyrand, que se abastecía con Bailly, le propuso entrar en su servicio.  Durante doce años, dirigió las cocinas de Talleyrand.   

En 1813 compra una famosa confitería en Paris, situada en la Rue de la Paix.

En 1814 los ejércitos de la alianza antinapoleónica se instalan en París, entra a servir al zar Alejandro I, hasta que este parte de París.  

En 1815 con el regreso de Napoleón Bonaparte y la derrota de Waterloo, hay una nueva invasión aliada, y nuevamente esta al servicio del Zar Alejandro I.

Consiguió algunos grandes clásicos, como el borchtch y el koulibiac.    

En 1816 parte a Inglaterra, para dirigir las cocinas del príncipe regente de Inglaterra, Jorge de Hannover (futuro rey Jorge IV de Inglaterra). 

En 1817 regresa a Francia.

Entra al servicio de la princesa de Bragation, pero recibe un ofrecimiento de Lord Steward para que retome la dirección de sus cocinas en Viena y acepta la oferta. 
 
En 1818 viaja a la corte de Viena, para servir a lord Steward, embajador británico en la corte austriaca.  Permanece en su servicio hasta que el embajador regresa a Londres en 1820.

En 1819 se traslada a San Petersburgo, para solicitar el puesto de jefe de cocina en la corte rusa, pero el zar Alejandro I está ausente, y lo que observa Carême en las cocinas de palacio no le convence.

En 1820 regresa a Francia.

Renuncia a acompañarle a Inglaterra y prefiere volver a París, donde entra al servicio de Lord Stairs. 

En 1821 es contratado por el príncipe Sterhazy, embajador austriaco en París, a cuyo servicio permaneció hasta 1823.

En 1823 trabaja para el barón Rostchild, hasta 1829, cuando se retira y da por terminada su carrera, dedicándose de lleno a su obra literaria hasta su muerte.

Rediseñó algunos utensilios de cocina, modificó la forma de las cacerolas para hilar el azúcar, concibió moldes e incluso se preocupó por la forma del gorro de los cocineros.  

Se le atribuye la creación del volován.   

También se le atribuye la croquen bouche, el merengue, el nougat, el voul au vent  y el perfeccionamiento de la masa hojaldre. 

También se cree que inventó la crema bávara.  La propia crema bávara se consideró revolucionaria en su momento porque el proceso de su elaboración consistía en ponerla en un sello hermético.  Como se hace con nata espesa y nata para montar, se utiliza sobre todo como postre junto a un puré de frutas o una salsa de frutas.  A partir de la década de 1900 los pasteles de nata bávaros se hicieron populares, cuando las mezclas de flanes y natillas instantáneas ayudaron a avanzar en el proceso de elaboración de este tipo de postres.  Desde entonces, los pasteles de crema bávaros también ayudaron a crear variaciones como el pastel de crema de coco y el pastel de crema de Boston.

Antes de morir, hizo realidad su sueño:  “Publicar un libro sobre el estado de mi profesión en la época en que vivimos”.  La obra escrita por Carême comprende Le pâtissier pittoresque (1815), Le maître d’hôtel français (1822), Le pâtissier royal parisien (1825) y, sobre todo, L’art de la cuisine au xixe siècle (1833), en 5 volúmenes (los dos últimos los escribió su discípulo Plumerey).  


Su nombre está vinculado a recetas y preparaciones bautizadas en su honor. 

El 22 de junio se celebra el Día del Eclair de Chocolate, un delicioso pastelito relleno de crema y una cobertura cremosa que nos transporta al viejo París.   Éclair significa "relámpago" y describe la rapidez con la que estas delicias desaparecen si se dejan sin vigilancia.  Se dice que estas deliciosas golosinas fueron inventadas por primera vez por el chef francés Antonin Carême (08 06 1784-12 01 1833), un hombre con una historia trágica que le llevó a una gran creación a principios del Siglo XIX.













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