Marino Morosini nace en Venecia en 1181 y muere en Venecia el 1 de enero de 1253; marino y político; Procurador de la Basílica de San Marcos; 44º Dux de Venecia (1240-1253).
Miembro de una familia noble. A finales del Siglo X los Morosini habían sido elevados a condado, después de que ellos, con el apoyo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Otón II, vencieran a la familia rival Caloprini. Se dice que la familia Morosini llegó a la laguna para escapar de la invasión de Atila en el norte de Italia.
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Es uno de los cuatro miembros de la familia Morosini que fueron elegidos dux: Domenico Morosini (1147-1156), Marino Morosini (1249-1253), Michele Morosini (1382) y Francesco Morosini (1688-1694). Cuatro mujeres de su familia se casaron con dogos y tenían el título de dogaressa: Tommasina Morosini casada con Pietro Gradenigo, Francesca Morosini casada con Andrea Dandolo, Dea Morosini con Niccolò Tron y Morosina Morosini con Marino Grimani. Ruggiero Morosini sería almirante de la armada veneciana que derrotó a los genoveses en 1298. Francesco Morosini derrotaría a los turcos en varias ocasiones, ralentizando un poco el progreso hacia el oeste del Imperio Otomano.
Se casa con Romerica Morosini.
En 1249 y con 68 años, fue elegido Dux de Venecia.
El 13 de junio de 1249 el nuevo dux de Venecia, Marino Morosini jura la Promisión, que este año contiene la obligación de la represión de la herejía. Designa a los tres Savi all’Eresia (Sabios de la Herejía) a quien se le encomienda la inquisición de los herejes con la máxima facultad de enviarlos a la hoguera.
El 4 de diciembre de 1251 primera curiosa concesión al dux de Venecia (en concreto, a partir de Marino Morosini). A partir de hoy se decreta que él, durante las reuniones del Maggior Consiglio (Consejo Mayor), podrá cortar la palabra a los "malparlanti" (portavoces).
A pesar de las buenas relaciones con el papado, no se unió a la cruzada fallida del rey Luis IX de Francia, probablemente para no enemistarse con el sultán de Egipto, socio comercial de Venecia.
Mejora las relaciones con el Vaticano por lo que acepta la creación de un tribunal de la Inquisición en Venecia, pero conservó el derecho a nombrar a los jueces. Sin embargo, las tensiones se mantuvieron altas entre Roma y Venecia.
Fue enterrado en el atrio de la Basílica de San Marcos.
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