viernes, 12 de mayo de 2023

Silvestre II (945-1003)

Gerberto de Aurillac nace en Auvernia Francia en 945 y muere víctima de la malaria en Roma el 12 de mayo de 1003; con el nombre de Silvestre II es aclamado Papa Nº 139 de la Iglesia católica (2 de abril de 999 – 12 de mayo de 1003); primer pontífice francés; conocido como el Papa Mago o el Papa Druida; inventó un tipo determinado de ábaco conocido como "ábaco de Gerberto".


Se dice que mientras él nacía en Francia, a miles de kilómetros de allí, en Jordania, un gallo cantó tres veces y se escuchó hasta en Roma.  

Se cuenta que siendo un niño había habitado en una cueva junto a un ermitaño de quien había aprendido los poderes mágicos de los druidas celtas.  

A los 12 años unos monjes lo encontraron tallando una rama para hacerse un tubo con el que observar las estrellas, y se lo llevaron a estudiar al Monasterio de Aurillac.  
Los monjes encuentran al niño que fabrica un tubo para mirar las estrellas
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Bajo la protección del conde Borrell II, el joven se formó en Barcelona.  

Gerberto entró en contacto con maestros árabes de Córdoba y Sevilla, con los que llegó a convertirse en un experto astrónomo y matemático, algo que en la Europa cristiana de aquellos años no tenía nada de normal.  

En Córdoba se empapó con los libros de su fastuosa biblioteca y hasta sedujo a la hija de un famoso sabio al que, valiéndose de ciertas argucias, consiguió robar el valioso manuscrito Abacum, que pretendía explicar los secretos del Universo a través de los números.  


Estudió en Reims y Cataluña, donde fue iniciado en las ciencias de los árabes.  Aprendió matemática, biología, astronomía y otras ciencias.  

Utilizando secretos árabes, diseñó una cabeza fundida en cobre en el momento en que los cuerpos celestes estaban al principio de su curso, donde aprisionó al diablo y le puso una corona de oro.  


Se dijo que ofreció su alma a cambio de sabiduría infinita.  

Gerberto estuvo una temporada como maestro del joven emperador Otón III, al que acompañó a Italia para su coronación.  

El arzobispo de Reims lo llamó para que diera clases en la escuela que tenía en la catedra.  Introdujo en Francia el sistema decimal y el cero, construyó un globo terrestre, un órgano, relojes.  Pronto empezaron a correr rumores de que practicaba la brujería.

En 998 el Papa Gregorio V le nombró arzobispo de Rávena.  

Tras la muerte de Gregorio V, el 18 de febrero de 999 Gerberto de Aurillac, fue nombrado papa y consagrado el 2 de abril de 999 con el nombre de Silvestre II.  Eligió el nombre de Silvestre II en homenaje al primer Papa de ese nombre, que había reinado en la época gloriosa del emperador Constantino I que adoptó el cristianismo como religión oficial del Imperio romano.  Muchos interpretaron su elección como parte de la profecía de la llegada del Anticristo en forma de un Papa poco convencional.  


El 1 de enero de 1000 la población europea, azuzada por el Papa Silvestre II y el clero medieval, creyó que este día sucedería el fin del mundo al cumplirse los mil años del nacimiento de Jesucristo; se produjeron disturbios, incluso muchos peregrinaron a Jerusalén para poder morir allí.  

Celebró una misa nocturna para esperar la llegada del apocalipsis, pero este nunca llegó.   El mundo no acabó en enero, entonces algunos influyentes consideraron que en realidad el fin del mundo llegaría el 31 de diciembre de 1000.  El rumor causó aún más disturbios en Europa.  

El 1 de enero de 1001 en Praga, principado de Hungría, el Papa Silvestre II corona a Esteban I Árpad como el primer rey de Hungría.  

En 1001 el Papa Silvestre II y el emperador Otón II tuvieron que abandonar precipitadamente Roma al estallar una rebelión instigada por la nobleza local.  

Cuando planeaban su regreso, Otón III contrajo unas fiebres tan fuertes, quizá la malaria.  

El 23 de enero de 1002 falleció el emperador Otón III, perdiendo a su protector.  

Abandonado por los alemanes, negoció con los nobles romanos un regreso como simple jefe espiritual de la Iglesia.  

En 1003 inventó el reloj pendular.  

Escribió un Tratado del Astrolabio.  

Construyó ábacos, globos terrestres, órganos y relojes de péndulo.  

Construyó una esfera armilar que reproducía el movimiento de los astros.  Introdujo el sistema decimal islámico y el número cero en Europa.  


Tuvo fama de nigromante amancebado con una guardiana del diablo.  

Otros dicen que hizo un pacto con el demonio y que tenía a su servicio a un demonio a quién llamaba "Meridiana".   



Se dice que Satanás le había puesto para vigilarle un demonio femenino que se enamoró de él, renunció a la inmortalidad, se hizo mujer, vivió amancebada con él y están enterrados juntos.  

Cuando agonizaba pidió que su cuerpo fuese mutilado y depositado en un carro tirado por bueyes y donde se detuviese, debía ser enterrado.  Los bueyes se pararon hasta la Basílica de San Juan de Letrán, donde fue sepultado.  Se dice que se arrepintió de su pacto con el diablo.  También se cuenta que el acuerdo consistía en que el demonio tomaría su alma cuando él fuera a Jerusalén, cosa que no tenía ninguna intención de hacer, pero resulta que entre sus muchos conocimientos no debía estar un detalle que conocía todo el mundo: la basílica de Santa Cruz en Jerusalén, en Roma, había sido construida sobre tierra traída y  que cuando un día fue a visitarla, al poner eun pie dentro y venir el demonio a cobrar su deuda fue todo uno.  


Se cuenta que unos caballos alados recogieron su cuerpo y se lo llevaron a San Juan de Letrán, lo que todo el mundo interpretó como una señal clarísima de que Dios le había perdonado.  Fue enterrado allí, en una tumba de lo más misteriosa.

Según Baleus se alzan "ossa crepitasse" (ciertos ruidos) de la tumba del Papa Silvestre II cuando un pontífice está cerca de la muerte, el ambiente que rodea su tumba se pone húmedo y se oyen ruidos de huesos desde detrás de la lápida.  


Los templarios honraban la memoria de Gerberto y en sus Estatutos incluyeron una extemporánea alusión a la "Iglesia del verdadero Cristo en tiempos del Papa Silvestre".  

En 1648 se abrió su tumba, encontrando que su cuerpo estaba intacto, pero al producirse el contacto con el aire se convirtió en cenizas y se difundieron fuertes olores de los perfumes que se habían usado al embalsamarlo en la Basílica de San Juan de Letrán.  Desde entonces su lápida suda cuando un pontífice va a morir, hasta el punto de que según algunos se llega a formar barro en el suelo. 











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