sábado, 16 de diciembre de 2023

María Medina de la Sota Riva (1773-¿?)

María Medina conocida como María Medina de la Sota Riva nace en Xalapa, Ver., el 16 de diciembre de 1773 y muere en ¿?; dama xalapeña; tenía una gran cultura; mujer insurgente; dama de honor de la emperatriz Ana María Huarte.


Hija de Antonio y Epitacia Medina. Hermana del realista Antonio Medina.  Durante su nacimiento, su madre falleció por una presunta mala atención médica.  Se dice que nació el mismo día en que José María Alfaro voló el primer globo aerostático (el primero en Latinoamérica) que lo transportaría de Los Berros a Coatepec.  

Su padre se hizo cargo de ella y de su hermano, quien a pesar de ser comerciante, la introdujo al gusto por la lectura, la escritura y las artes.  

En 1791 su hermano le presenta a su amigo Manuel de la Sota Riva.  María se enamora del joven Manuel.  

En 1807 llega a Xalapa la noticia de que Francia había invadido España, por lo que el virrey José Joaquín Vicente de Iturrigaray ordena que las tropas virreinales se trasladen a Xalapa para estar preparados para una invasión, entre todos los tenientes, estaba Manuel de la Sota Riva, quien toma el cargo de la fuerza virreinal en Xalapa.  

El 4 de noviembre de 1807 en la Iglesia de San José en Xalapa, María de 34 años y Manuel de la Sota Riva de 43 años, se casaron.  

Manuel de la Sota ascendió a general brigadier, quedando al mando completo de las tropas apostadas en Xalapa.

María ofreció su casa para una junta secreta que tenía como objetivo participar activamente en el movimiento insurgente, quedando al frente de las reuniones Vicente Acuña, Evaristo Fiallo y Juan Bautista Ortiz, a quienes acompañaban otros varios rebeldes como Mariano Rincón o Ignacio Paz.

María organizaba tertulias, en las que conoció a los involucrados dentro del plan de independencia.  María defendía la idea de que la Nueva España pasara a formar su propio gobierno, uno autónomo que evitará repetir los desastres políticos de España y por lo tanto, mejorará la vida de los pobladores.  


Algunos amigos de su esposo, entre los que había sacerdotes, militares y políticos fundan la logia de los "Caballeros Racionales".  María pidió ser parte de la logia, permitiendo así la entrada a más mujeres intelectuales de la ciudad.  En la logia de los "Caballeros Racionales" había una ceremonia de iniciación, se pedía a los miembros un juramento de defender la patria, no descubrir el secreto de la asociación y defender el catolicismo.  

Los miembros de la logia de los "Caballeros Racionales" tuvieron contacto con los grupos insurgentes y les apoyaron en lo financiero, material, difusión del movimiento a otros grupos y el envío de hombres para servirte en la lucha de independencia.  María al ser de una familia adinerada financió la compra de materiales como pólvora, armas y caballos.  

A pesar de exponerse a ser arrestada, todos los hombres que iban a la revolución salían de casa de María con municiones.  Todo esto lo desconocía su esposo.  

María intenta a avisar a la logia de los "Caballeros Racionales" que serían hechos prisioneros, pero arrestan a cuatro, entre ellos al sacerdote Cardeña, quién después de ser torturado confesó pertenecer a una sociedad con apariencia de francmasonismo y con el fin de fomentar la independencia.  Muchos lograron evadir a los realistas gracias al aviso de María, quién los resguardo en unas bodegas de un mercado que era propiedad de su papá.  

A partir de ese momento María, no dejo de llevar alimentos y dinero a ese escondite.  Arriesgando su honra, su fortuna su matrimonio y su vida.  

Llegó el día de escapar y María disfrazó a los hombres de arrieros e indígenas para que pasaran desapercibidos.  Cuando estuvo a punto de ser detenida, se salvó de su destierro gracias a la intervención de su esposo y hermano.  Se salvó de ser llevada a la inquisición con la condición de dejar de apoyar a los insurgentes.  

Su hermano Antonio y su esposo Manuel tuvieron que renunciar a sus puestos por seguridad militar y política y se mudaron a la Ciudad de México y ambos militares fueron reasignados al ejército bajo las órdenes de Agustín de Iturbide.  Debido a que se tuvo que a abstener de mantener relación con los insurgentes, atada a su juramento, se dedico a consolar a las presas que eran acusadas de infidencias y ayudando a las casas de recogidas y orfanatos al lado de otras mujeres nobles como ella.  




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