martes, 3 de mayo de 2022

Juan Cruz Ruiz de Cabañas (1752-1824)

Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo nace en Espronceda, Navarra, España el 3 de mayo de 1752 y muere en Guadalajara, Jal., 28 de noviembre de 1824; sacerdote católico; Doctor en Teología; Obispo de Guadalajara (Jal.) 1795-1824; gran benefactor de Guadalajara; fundador de la Casa de Caridad y Misericordia de la Ciudad de Guadalajara Jalisco (hoy Hospicio Cabañas); se cuenta que tuvo una conversación con el Diablo.


Hijo de Tomás Ruiz de Cabañas y Hernández y Manuela Crespo y Desoxo.  

Fue rector del Mayor y Viejo Colegio de San Bartolomé y del Seminario de Salamanca.  

El 12 de septiembre de 1794 el Papa Pío VI lo designó obispo de la diócesis de León en la Capitanía General de Guatemala, no llegó a ejercer este cargo debido a que el 18 de diciembre de 1795, antes de viajar hacia América, se le designó obispo de la diócesis de Guadalajara en Nueva Galicia.  

El 3 de diciembre de 1796 llegó a Guadalajara, procedente de Burgos, España.  Tomó posesión de su mitra el 19 de julio de 1796, donde duró casi 28 años; siendo testigo del movimiento de independencia.  

El 11 de noviembre de 1797 Juan Cruz Ruiz de Cabañas, obispo de Guadalajara; preside una ceremonia en el Santuario de Nuestra Señora del Patrocinio en el Cerro de La Bufa en Zacatecas, con objeto de colocar en su sitio original una antigua estatua del rey Felipe II de España.  

El 17 de septiembre de 1802 Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo escribió una carta al rey Carlos IV de España, solicitando licencia para la fundación de la Casa de la Misericordia (hoy Museo Cabanas).  

El 21 de abril de 1803 el obispo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo durante su visita pastoral al pueblo de Tonalá, expide un edicto que prohíbe a los fieles del obispado, mezclar en los "incendios" (altares caseros del Viernes de Dolores).  

En 1803 encargó al arquitecto Manuel Tolsá la elaboración de los planos y en 1804 la construcción a José Gutiérrez.  

El 7 de enero de 1804 el Obispo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas comunicó al Cabildo Eclesiástico, haber recibido la Cédula Real, por la cual el Rey de España lo facultaba para la construcción de la Casa de la Misericordia (hoy Instituto Cultural Cabañas) en Guadalajara, Jal.  


Tenía por costumbre recorrer, por las noches, las calles de Guadalajara con la finalidad de reunir a los niños que dormían a la intemperie y darles refugio en la Casa de la Misericordia; en una de esas noches, caminando cerca del río, donde había un puente que había mandado hacer, vio a una persona que vestía túnica y sayal que le cubrían de los pies a la cabeza y que le impedía llegar al otro extremo, se saludaron y esa extraña figura le preguntó su identidad, este personaje le advirtió que aquella Casa de la Misericordia sería tomada por la milicia como cuartel y posteriormente destruida, le dijo que ahí habría una de las luchas más sangrientas del país, en la que morirían miles de inocentes y caerían derrumbas muchas construcciones, entre ellas la Casa de la Misericordia, por lo que quedarían desamparados todos los niños que ahí habitaban; para evitar la desgracia el interlocutor de Cabañas le ordenó que se hincara frente a él y lo adorara, entonces, el abad comprendió que era Satanás quien le dijo que nunca lo había tentado porque lo protegía un crucifijo que el obispo portaba, sin embargo, ese día no lo llevaba consigo, enfatizando que solo frente a Dios y la Virgen podría hacerlo; entonces Luzbel desapareció y simultáneamente los perros de la ciudad comenzaron a aullar al unísono, mientras que el ambiente se impregnaba de olor a azufre.  

En 1810 el Obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo abre la Casa de la Caridad y la Misericordia.   Después de varios conflictos políticos de aquella época reanuda sus actividades en 1858 y se le llamará Hospicio Cabañas en honor a su fundador.  

El 27 de septiembre de 1810 siendo obispo de Guadalajara y sumándose a la postura tomada por los obispos Manuel Abad y Queipo y Francisco Javier de Lizana, decreta las excomuniones de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y José Mariano Abasolo, y de quienes los apoyan.  

El 6 de noviembre de 1810 huyen de Guadalajara, el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas junto al intendente Juan José Recacho y acaudalados españoles hacia el Puerto de San Blas (Nayarit); para embarcarse hacia Acapulco, ante la noticia del pronto arribo de Miguel Hidalgo y sus insurgentes.  

El 23 de noviembre de 1811 cuando viajaba a Ciudad de México, encontrándose en las cercanías de Querétaro, estuvo a punto de ser capturado el convoy en que viajaba por los insurgentes comandados por Julián Villagrán, Francisco el Chito Villagrán y el sacerdote José María Correa.  

El 18 de enero de 1814 el obispo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas, envía un comunicado al cura de Autlán, en que lo llama a construir un cementerio alejado del centro de la población.  Es el primer requerimiento de construir un nuevo cementerio, el de los Dolores.  

Apoyó económicamente la campaña de Agustín de Iturbide iniciada mediante la proclamación del Plan de Iguala, la cual daría como resultado la consumación de la Independencia de México.  

El 21 de julio de 1822 en Ciudad de México, tuvo el honor de ser el que ofició la misa de coronación del emperador de México, en la misa celebrada por tres obispos en la Catedral Metropolitana, donde se coronó a Agustín de Iturbide como Emperador de México, exclamando "¡Vivat Imperator in aeternum!, ¡vivan el emperador y la emperatriz!".  

Se dice que el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas en el acto de coronación le dijo al emperador Agustín de Iturbide "Agarrese bien la corona. No se le vaya a caer".    
Fue sepultado en la Catedral , el 5 de diciembre de 1824. 

Entre el 19 y 20 de mayo de 1825 se le rindieron solemnes exequias.

En uno de los murales del Hospicio Cabañas, José Clemente Orozco retrató a Juan Cruz Ruiz de Cabañas, quien seguramente conocía de la leyenda de su conversación con el diablo, plasmó la imagen del obispo Cabañas con un crucifijo de oro pendiendo del cuello y debajo de éste, con los pliegues del ropaje se forma la cara de un demonio sonriente.


En 2009 el escultor Carlos Terrés realiza la escultura del Juan Cruz Ruiz de Cabañas.


En 2014 el maestro Guillermo Ramírez publica el libro "Cabañas, un Obispo olvidado".  El libro difunde el epistolario del sacerdote peninsular Juan Cruz Ruiz Cabañas y Crespo.









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