Pedro I de Portugal

Pedro I de Portugal nace en Coímbra, Portugal el 8 de abril de 1320 y muere en Estremoz, el 18 de enero de 1367; infante; rey de Portugal.

Hijo del rey Alfonso IV de Portugal y de Beatriz de Castilla. 

En 1325 contrajo matrimonio con Blanca de Castilla (futura abadesa del Monasterio de las Huelgas de Burgos), nunca se consumó su unión, pues la joven a los catorce años, parecía ser tan enfermiza que el infante renunció a ella.  

En 1331 Don Juan Manuel (Príncipe de Villena) le prometió a su hija Constanza Manuel.  

Dado que Constanza está cercada en Castillo de Garcimuñoz, el 28 de marzo de 1336, se casan por poderes.  

Cuando Constanza obtiene el permiso del rey Alfonso XI para viajar a Portugal (su primer esposo).  

El 24 de agosto de 1339 en Lisboa se casa con Constanza Manuel.  

En su séquito iba la noble gallega Inés de Castro, como dama de compañía, de la que se enamoraría el infante Pedro de Portugal y con la que se casaría en secreto a la muerte de Constanza.  

Pedro y Constanza tuvieron tres hijos (María, Luis y Fernando I de Portugal).  

De su relación con Teresa Gille Lourenço tuvo a su hijo ilegítimo Juan (futuro rey Juan I de Portugal), fundador de la Dinastía de Avís y maestre de la Orden de Avis.  

El 13 de noviembre de 1345 en Santarém, Portugal, falleció su esposa Constanza Manuel.

En 1354 se casó en secreto con Inés de Castro, con quién tiene cuatro hijos (Alfonso, Beatriz, Juan y Dionisio).  

La influencia de Inés de Castro fue notable en la política interna de Portugal durante el reinado del rey Alfonso IV, quién ordenó su asesinato el 7 de enero de 1355, lo cual provocó que Pedro se levantara contra su padre, aunque pronto se reconcilió con él.  

En 1357 su padre murió y lo sucedió en la corona portuguesa.  

Al ser coronado anunció el casamiento secreto con su amada Inés y su intención de que fuera nombrada reina de Portugal; también se ocupó de ajusticiar con prontitud a sus asesinos (Pêro Coelho y Álvaro Gonçalves).  

Se cuenta que hizo exhumar el cadáver de Inés, para que fuera coronada a su lado.  

Pedro I celebró unos suntuosos funerales en recuerdo de su esposa Ines.  Le mandó construir una tumba de mármol blanco con una figura de la reina coronada.  Pedro ordenó antes de su propia muerte, situar su sepultura justo enfrente de la de Inés, haciendo que los pies de ambos se tocaran. Quería que su amada Inés fuera lo primero que viera el día de su resurrección.

Realizó reformas institucionales para liberar a la corona portuguesa de la intervención papal y de la Iglesia.