martes, 12 de abril de 2022

Papa Julio I (¿?-352)

San Julio I nace en Roma en ¿? y muere en Roma el 12 de abril de 352; es aclamado Papa Nº 35 de la Iglesia Católica (6 de febrero de 337-12 de abril de 352); fue el primer obispo de Roma a quien se atribuyó el título de Papa; se le considera el fundador del Archivo de la Santa Sede, porque ordenó la conservación de los documentos; fijó para la Iglesia de Oriente la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, en vez del 6 de enero, junto con la Epifanía; su festividad se celebra el 12 de abril.


Hijo de Rústico.  Se desconoce su vida antes de su elección.

El 6 de febrero de 337 es aclamado Papa Nº 35 de la Iglesia Católica.  Muerto el Papa Marcos (7 de octubre de 336) y después de ocho meses de sede vacante. 



A la muerte del emperador Constantino (23 de mayo de 337), por decreto, pueden regresar a sus respectivas diócesis los obispos que estaban en el destierro.   En sus primeras intervenciones apoya a San Atanasio que volvía del destierro, después de que los arrianos no viesen bien su retorno.  Es el caso de Atanasio, que vuelve a su legítima sede de Alejandría con el gozo de los eclesiásticos y del pueblo.  Pero los arrianos habían elegido para obispo de esa sede a Pisto y comienzan las intrigas y el conflicto.  El Papa Julio I recibe la información de las dos partes y decide el fin del pleito a favor de Atanasio.

En 341 se lleva a cabo la convocatoria del sínodo al que no quieren asistir los arrianos por más que fueron ellos los que lo solicitaron; ahora son considerados por el Papa Julio I como rebeldes.  En esta reunión de obispos se declara solemnemente la inocencia de Atanasio; el pontífice manda una encíclica a los obispos de Oriente comunicando el resultado y añade paternalmente algunas amonestaciones, al tiempo que mantiene con claridad la primacía y autoridad de la Sede Romana.

En 341 los arrianos reúnen otro sínodo en Antioquía que reitera la condenación de Atanasio y en el que se manifiestan antinicenos.

Entonces el Papa Julio I decide convocar un concilio más universal.  El lugar designado es Sárdica; el año, es 343; el presidente, es el consejero del emperador, Osio, obispo de Córdoba.  El Papa Julio I envía por su parte legados que le representen.

Los obispos orientales arrianos llegan antes y comienzan por su cuenta renovando la exclusión de Atanasio y demás obispos orientales católicos.  Luego, cuando llegan los legados que dan legitimidad al congreso, se niegan a tomar parte en ninguna deliberación, apartándose del Concilio de Sárdica, reuniendo otro sínodo en Philipópolis, haciendo allí otra nueva profesión de fe y renovando la condenación de Atanasio. 

El bloque compacto de obispos occidentales sigue reunido con Osio y los legados.  Celebran el verdadero Concilio que declara la inocencia de Atanasio, lo repone en su cargo, hace profesión de fe católica y excomulga a los intrusos rebeldes arrianos. Como conclusión, se ha mantenido la firmeza de la fe de Nicea, reforzándose así la ortodoxia católica.

El Papa Julio I pudo recibir una vez más en Roma al  perseguido Atanasio, cuando va a agradecer al primero de todos los obispos del orbe su apoyo en la verdad, antes de volver a Alejandría.

El 25 de diciembre de 350 pidió que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre para que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades en honor a Saturno (es la primera vez, que la Navidad de celebra en Roma, para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades);  lo cual fue decretado por el papa Liberio en 354.  

La primera mención de un banquete de Navidad en tal fecha en Constantinopla, data de 379, bajo Gregorio Nacianceno.  

Fijó para la Iglesia de Oriente la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, en vez del 6 de enero, junto con la Epifanía; tomando esta fecha porque, en el calendario juliano, el solsticio de invierno ocurría en ese día, siendo este acontecimiento festejado por muchos pueblos del Hemisferio Norte como un nuevo renacer del ciclo de la vida.  

Frente a los ataques de los arrianos, custodió valientemente la fe del Concilio de Nicea, defendió a san Atanasio, perseguido y exiliado, y reunió el Concilio de Sardica.

Fue el primer obispo de Roma a quien se atribuyó el título de Papa, hecho enteramente ocasional que se originó en unas cartas llegadas de Oriente, donde ese tratamiento se daba de ordinario a los sacerdotes, obispos y patriarcas. 

Aunque era algo inusitado en Occidente, el título de Papa se impondría progresivamente a partir de Julio I y terminaría por quedar reservado en exclusiva al obispo de Roma desde el pontificado de san Siricio en el año 384.

Es venerado como santo desde el mismo día de su muerte.

Falleció sin poder imaginar que el conflicto en torno a Atanasio se recrudecería con mayor violencia en los años siguientes, bajo su sucesor, Liberio (el primer papa que no será reconocido como santo por la tradición posterior).

Fue enterrado en el Cementerio de Calepodio.








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