domingo, 7 de agosto de 2022

Aspasia de Grecia (1896-1972)

Aspasia Manos conocida como Aspasia de Grecia nace en Atenas, Grecia el 4 de septiembre de 1896 y muere en el Ospedale al Mare en Venecia, Italia el 7 de agosto de 1972; dama griega; princesa Aspasia de Grecia; nunca fue coronada reina de Grecia; en su viudez peregrinó por Europa en un largo y penoso exilio.


Hija del coronel Petros Manos y de María Argyropoulos.  

Después de que sus padres se divorciaran, Aspasia dejó Grecia para estudiar en Francia y Suiza durante varios años.  Al regresar, con una exquisita educación y hablando varios idiomas, se convirtió en una las atracciones de la sociedad ateniense más selecta.  

En una de las fiestas se rencontraría con el príncipe Alejandro de Grecia.  

En junio de 1917 el rey Constantino I de Grecia se vio obligado a abandonar el trono por su presunta germanofilia durante la I Guerra Mundial.  Su hijo Alejandro es nombrado su sucesor.  Alejandro no estaba destinado a ser rey, pero las circunstancias que rodearon la abdicación de su padre y de la renuncia de su hermano mayor, Jorge, a su derecho a la corona, lo obligaron a ascender al inestable trono heleno.   

El 4 de abril de 1918 en Suiza, falleció su padre Petros Manos.

El 4 de noviembre de 1919 se casó secretamente con el rey Alejandro I de Grecia, sin el apoyo del gobierno ni de la familia real, que permanecía en el exilio.  Como era plebeya, su matrimonio fue declarado morganático y se vieron obligados a aceptar que ni Aspasia ni su descendencia tendrían derecho a reclamar su rango o derecho al trono.  

El 2 de octubre de 1920 su perro Fritz, fue atacado por un mono doméstico que pertenecía a la finca real de Tatoi en Atenas, al intentar separarlos, el rey Alejandro I fue mordido por el mono en una pierna, no le dio importancia a las heridas, pero pronto generaron una infección generalizada.  El mono padecía rabia y su mordida provocó septicemia fulminante al rey Alejandro I.  

El 25 de octubre de 1920 falleció su esposo Alejandro I de Grecia.  

El 25 de marzo de 1921 nació su hija Alejandra, que sería reconocida como hija legítima del rey Alejandro I.  Su suegro Constantino I, quien había recuperado el trono, permaneció distante, y su cuñada, Isabel de Rumania, esposa del príncipe heredero Jorge, la despreciaría habitualmente, incluso en público.  


Siendo ya viuda, fue convertida en Princesa de Grecia.  

En 1922 el rey Constantino I se vio obligado a abdicar en favor del príncipe heredero Jorge.  En diciembre de 1923 un golpe de estado obligaría a la familia real griega al exilio.

Cuando la Segunda República Helénica fue declarada en marzo de 1924, Aspasia y su hija Alejandra se establecerían en Florencia.  

En 1930 falleció su madre María Argyropoulos.

Su hija Alejandra recibió una propuesta de matrimonio del rey Zog de los albaneses, que solo había visto a la joven griega a través de una fotografía y “se enamoró”.  Aspasia pensó que su hija era demasiado pequeña y se sintió aliviada cuando el rey Jorge II de Grecia rechazó el compromiso.   

Con la herencia de su marido Alejandro I, pudo comprar una pequeña villa en Venecia, conocida como el Jardín del Edén.  

Después del estallido de la guerra entre Italia y Grecia en 1940, junto con su hija Alejandra regresarían a Atenas, donde Aspasia trabajaría sin descanso con la Cruz Roja. 

En 1941 Aspasia y su hija tuvieron que huir cuando los alemanes invadieron Gracia.  

Vivió en Egipto y luego en Sudáfrica.  

Pasó la II Guerra Mundial en Inglaterra.  

Se mudaron  a Londres.   El príncipe Felipe (futuro duque de Edimburgo), fue uno de los exiliados con quien Aspasia y Alejandra compartieron varias vacaciones juntos en casas de familiares.  

El 20 de marzo de 1944 en Londres, su hija Alejandra se casó con el exiliado rey Pedro II de Yugoslavia.  

Regresó a Venecia, dedicándose a la reconstrucción de su casa, parcialmente destruida durante el conflicto bélico.   

En 1955 se hospedó en el Hotel Crillon el París.   

Sus últimos años de vida, estuvieron marcados por penurias económicas, enfermedad y sobre todo preocupación por su hija Alejandra, quien protagonizó intentos de suicidio.  

Tuvo que vender todos sus recuerdos, muebles, obras de arte y hasta joyas, con el único fin de subsistir.   

Fue enterrada en la sección ortodoxa del Cementerio de la Isla de San Michele.  

En 1993 sus restos mortales fueron trasladados al Cementerio Real de Tatoi junto a la tumba de su amado Alejandro I de Grecia.









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