domingo, 8 de septiembre de 2019

María Teresa Luisa de Saboya-Carignano (1749-1792)

María Teresa Luisa de Saboya-Carignano nace en Turín el 8 de septiembre de 1749 y muere asesinada en París, Francia el 3 de septiembre de 1792; dama francesa; princesa de Lamballe; favorita de la reina María Antonieta. 
La princesa de Lamballe por
Jean-Baptiste André Gautier-Dagoty

Hija de Louis Victor príncipe de Carignano y de Cristina Enriqueta de Hesse-Rothenburg.  Hermana de Víctor Amadeo II de Saboya-Carignano, Leopoldina de Saboya, Eugenio conde de Villafranca.  

Creció en Turín.  
María Teresa Luisa de Saboya-Carignano.

En 1767 contrajo matrimonio con Luis Alejandro de Borbón, príncipe de Lamballe, uno de los príncipes más ricos de Europa, nieto del Conde de Toulouse y descendiente del rey Luis XIV de Francia y de su amante, Madame de Montespan.  
Luis Alejandro de Borbón
príncipe de Lamballe

Las celebraciones de la boda duraron del 17 al 27 de enero de 1767, con fiestas en Turín y Nangis. Durante la luna de miel, Luis Alejandro y María Teresa Luisa  se hospedaron en el Castillo de Nangis. 

Después de tres meses de felicidad, Luis Alejandro se cansó de su joven esposa María Teresa Luisa y reanudó su vida de hombre disoluto.  

Cinco meses después de su matrimonio, Luis Alejandro se fugó con Mademoiselle de La Chassaigne, una bailarina de ópera.  Vendió los diamantes de María Teresa Luisa para poder pagar sus deudas.

El 6 de mayo de 1768 en el Castillo de Louveciennes en Louveciennes, Francia falleció su esposo Luis Alejandro de Borbón, después de haber contraído una enfermedad venérea, dejando a su esposa viuda con tan solo 19 años de edad.

A partir de entonces, María Teresa Luisa vivió con su suegro Luis Juan María de Borbón, y juntos, se dedicaron a diversas obras benéficas y caritativas. 
Luis Juan María de Borbón por Jean-Marc Nattier.

En 1770 el Delfín Luis (futuro rey Luis XVI de Francia) contrajo matrimonio con la archiduquesa María Antonieta de Austria, en la que ambas damas se conocieron.
Luis XVI de Francia y María Antonieta de Austria. 
En 1774 cuando María Antonieta accedió al trono, siguió manteniendo su amistad con la princesa de Lamballe y los rumores de una relación lésbica empezaron a enturbiar su amistad. 
La princesa de Lamballe con María Antonieta y su hija con el pequeño Trianon

Luis XV debido a la leyenda del "Diamante Azul de la Corona" o  "azul francés" conocido como el diamante maldito Hope, decidió conservarlo en un cofre,  hasta que durante el reinado de Luis XVI, a Maria Antonieta le dio por usarlo e incluso prestárselo a la princesa de Lamballe.  Las tres personas que llevaron el diamante murieron de forma espantosa:  la princesa Lamballe fue linchada por la multitud enardecida y los mismísimos reyes Luis XVI y María Antonieta fueron guillotinadas en 1793.

Hay un anillo que contiene cabello de María Antonieta trenzado con cabello de la princesa de Lamballe, en oro y piedras preciosas.

En 1775 la reina María Antonieta ofreció a su amiga María Teresa Luisa el cargo de superintendente de su palacio, lo que significaba que debía planificar las diversiones. 
La princesa de Lamballe por
Jean-Baptiste-André Gautier d'Agoty 1775. 
Como la Princesa de Lamballe era excesivamente formal y se aburría, María Antonieta prefirió la insolencia y el descaro de Madame de Polignac. 

La Princesa de Lamballe se fue al campo,  reemprendió sus actividades caritativas e ingresó en la Francmasonería. 
La princesa de Lamballe por Antoine-François Callet 1776. 

En 1781 fue nombrada directora de todas las logias escocesas regulares de Francia. 
La princesa de Lamballe por Anton Hickel 1788. 

En 1791 la reina Maria Antonieta informó a la princesa de Lamballe de su proyecto de huir de Francia.  La Familia Real fue detenida en Varennes.  La princesa de Lamballe consiguió salir de Francia y se refugió en Inglaterra. 

La princesa de Lamballe como gran amiga de Maria Antonieta, volvió del exilio.

El 10 de agosto de 1792 la muchedumbre invadió el palacio y la princesa de Lamballe, siguiendo a la Familia Real, se refugiaron en la Asamblea Nacional, donde se produjo el destronamiento de los reyes y se decidió conducirlos al Temple, siendo arrestada también la princesa. 

La noche del 18 al 19 de agosto de 1792 la princesa de Lamballe después de haber sido sacada del temple, había sido examinada por Billaud-Varennes en el Hotel de Ville y luego enviada al mediodía del 19 de agosto a la Force.  

El 2 de septiembre de 1792 fue interrogada:  ¿quién es usted?, Marie Louise, princesa de Saboya.  ¿cuál es su rango?  superintendente de la casa de la reina.  ¿conocía usted las conspiraciones de la corte el 10 de agosto?  No sé qué conspiraciones del 10 de agosto, pero sé que no tenía conocimientos de ellas.  Jura libertad, igualdad, odio al rey, a la reina y la realeza.  Jurare los dos primeros sin dificultad, no puedo jurar lo último, no está en mi corazón.  Un ayudante le dijo en un susurro a la señora de Lamballe: - júralo, si no juras, eres una mujer muerta!.  La princesa no respondió.   El juez exclamo:  que alguien suelte a la señora!  esta frase era la señal de muerte.  
El juramento de la princesa de Lamballe.

Dos hombres tomaron a la  princesa por los brazos y la hicieron caminar sobre cadáveres.  Apenas había cruzado el umbral cuando recibió un golpe de un sable en la parte posterior de su cabeza, lo que hizo que su sangre fluyera.  
Asesinato de la princesa de Lamballe.

Fue asesinada por una turba durante una serie de juicios sumarios y ejecuciones en masa conocidos como las Masacres de Septiembre, una verdadera masacre de presos y aristócratas.  

Su cuerpo fue arrojado sobre un montón de cadáveres, luego fue desnudada y expusieron su cuerpo a los insultos de una horda de caníbales.  

Cuando la sangre que fluía de sus heridas o de los cadáveres vecinos, habían ensuciado el cuerpo, lo lavaron con una esponja, para que la multitud pudiera notar mejor su blancura. 

Le cortaron la cabeza y los pechos.  Le arrancaron el corazón que fue llevado en señal de trofeo junto con su cabeza.  

Los asesinos entraron en la tienda y pidieron al peluquero que arreglara la cabeza de la princesa, la lavaron y enjabonaron los cabellos rubios, todos manchados de sangre.  Entonces unos de los asesinos grito con alegría:  "¡ahora Antoineta puede reconocerla!"








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