Carlos de Valois conocido como Carlos VIII de Francia "el Afable" o "el Cabezudo" nace en Amboise, 30 de junio de 1470 y muere al golpearse en la cabeza con el dintel de una puerta en el Castillo de Amboise (su capilla de Saint Hubert guarda el cuerpo de Leonardo da VInci) el 7 de abril de 1498; rey de Francia (1483-1498).
Hijo del rey Luis XI y de Carlota de Saboya.
Se dice que tenía seis dedos en cada pie.
Fue el primer y único hijo del rey Luis XI en pasar la edad de un año. Era de constitución frágil y su padre, ansioso por asegurar una sucesión, estaba más preocupado por su salud que por su educación. Le prohibió el estudio del latín, que él mismo había aprendido.
El 29 de agosto de 1475 el Tratado de Picquigny, que ponía fin a la Guerra de los Cien Años, iba acompañado de una promesa de matrimonio entre Carlos de Valois e Isabel de York, hija de Eduardo IV de Inglaterra. Matrimonio que no llegue a concretarse.
En 1476 cuando Carlos tenía 6 años, eligió como tutor al humanista Guillaume Tardif. Hizo redactar un tratado histórico, político y ético para la educación del delfín Carlos, el Rosier des guerres.
Afortunadamente para el delfín Carlos, el rey Luis XI también tomó a su servicio al mejor médico de la época, Jean Martin, gracias al cual, sin duda, Carlos conservó una buena salud.
En 1477 después de la muerte del duque de Borgoña, Carlos el Temerario, el rey Luis XI tenía la intención de tomar bajo su tutela a la hija y heredera, María de Borgoña, y desposarla con Carlos de Valois para reunir los Estados de Borgoña con Francia. María de Borgoña ya era soberana, capaz de reinar sobre sus Estados, y también tenía 13 años más que Carlos de Valois y eligió casarse con el archiduque Maximiliano de Austria.
El 27 de marzo de 1482 en Brujas, Flandes, Sacro Imperio Romano Germánico, falleció accidentalmente por una caída de caballo estando embarazada. Fue enterrada en la Iglesia de Nuestra Señora en Brujas. Dejando dos niños pequeños Felipe y Margarita de Austria. Su viudo Maximiliano de Austria, que era solo su tutor y no el heredero del ducado de Borgoña, prefirió firmar el Tratado de Arras, que sellaba la paz, y ofreció a Margarita de Borgoña de 3 años, hija de Maximiliano y de María, en compromiso con Carlos de Valois.
El Tratado de Arras era una violación del Tratado de Picquigny que estipulaba el matrimonio de Carlos con Isabel de York, lo que condujo a una nueva batalla anglo-francesa, durante la cual la armada francesa derrotó a los corsarios ingleses. Margarita de Borgoña vivió en la corte de Francia con su novio, que la amaba mucho, pero a pesar de ello, por presiones política, Carlos finalmente no se casó con ella.
Su padre Luis XI que había enfermado gravemente y sabiendo que iba a morir, le aconsejó retener a la mayoría del personal real para facilitar la transición (algo que él mismo no había hecho), incluido a su secretario principal Pierre I Brûlart y le pidió que aceptase la tutela de su hermana, Ana de Beaujeu.
No había tenido mejoría debido a los numerosos tratamientos a los que fue sometido por los médicos de la corte, y al oír de la gran santidad y capacidad milagrosa de San Francisco de Paula, le pidió al santo que lo visitara. Este se negó, ya que no le gustaba alejarse de su tierra, el rey Luis XI le ruega al Papa Sixto IV que interceda, sabiendo que San Francisco no podría desobedecerle al supremo pontífice. San Francisco de Paula acude a la orden de su superior, pero su visita no trajo consigo la salud física del soberano, sino la espiritual. El rey Luis le pide antes de morir que guiara también los pasos de su hijo Carlos de Valois, heredero al trono.
San Francisco de Paula logró convertir a Luis XI antes de su muerte, este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo el príncipe Carlos (futuro Carlos VIII rey de Francia).
El 30 de agosto de 1483 en Plessis-les-Tours, Francia, falleció su padre, el rey Luis XI. Fue enterrado Basílica de Notre-Dame de Cléry, Cléry-Saint-André, cerca de Orléans.
En 1483 y con 13 años, ascendió al trono de Francia. La regencia fue administrada por su hermana mayor Anne de Beaujeau (Ana de Francia) de 23 años, casada con Pedro de Borbón, señor de Beaujeu. Esa supervisión fue impugnada durante un tiempo por la Casa de Orleans. Entre enero y marzo de 1484 la reunión de los Estados Generales de Tours, permitió el fortalecimiento del poder de Ana y Pedro de Beaujeu.
El 30 de mayo de 1484 en la Catedral de Nuestra Señora de Reims, se celebró la coronación del rey Carlos VIII de Francia.
El 1 de diciembre de 1483 en Amboise, Reino de Francia, falleció su madre Carlota de Saboya. Fue enterrada en la Basílica de Notre-Dame de Cléry.
En 1490 compró el Castillo de Clos-Lucé que Etiènne le Loup que Etiènne le Loup levantó en 1450. Transformó la fortaleza medieval en un castillo de placer y construyó un oratorio para su esposa, Ana de Bretaña.
El 19 de diciembre de 1490 en Rennes, la duquesa Ana de Bretaña, se había casado por poderes con Maximiliano I de Habsburgo, lo cual le confirió el título de reina de romanos. Este matrimonio tuvo serias consecuencias. Francia, ya que Carlos VIII estaba comprometido con Margarita de Borgoña, hija de Maximiliano y de María de Borgoña, pero los regentes rompieron el compromiso y lo prometieron a Ana de Bretaña heredera del ducado.
Como Maximiliano I de Habsburgo falló en asistir a su prometida Ana de Bretaña, Rennes cayó en poder francés y tras largas negociaciones, los regentes comprometieron a Ana finalmente con Carlos VIII el 15 de noviembre de 1491 en la Capilla de los Jacobinos de Rennes. La duquesa Ana de Bretaña salió, escoltada por su propio ejército para dar a entender que consentía libremente en el enlace, lo que fue importante para la legitimidad del matrimonio, el Papa Alejandro VI rechazó la fuerza, y para la anexión de Bretaña, en dirección al Castillo de Langeais. El matrimonio de Ana de Bretaña con Maximiliano I de Habsburgo se anuló puesto que no había sido consumado. Se debió anular el compromiso con Margarita de Bretaña, que llevaba diez años viviendo en Francia bajo la tutela de Luis XI, fue devuelta a su padre.
El 6 de diciembre de 1491 en el Castillo de Langeais contrajo matrimonio con Ana de Bretaña; con quien tiene cuatro hijos que murieron en la infancia (Carlos Orlando, Carlos, Francisco y Ana de Valois). Carlos VIII le prohibió a su esposa Ana, utilizar el título de duquesa de Bretaña.
El 8 de febrero de 1492 Ana de Bretaña fue coronada reina de Francia y consagrada en Saint-Denis. Su esposo Varlos VIII le prohibió utilizar el título de duquesa de Bretaña y la reina residiría en el Castillo de Clos Lucé. Ana llevaba dos camas cuando fue a casarse, y el rey y la reina a menudo vivían separados. La prohibición de Carlos del uso del título de duquesa de Bretaña, se convirtió en la manzana de la discordia entre ambos.
Cuando Carlos VIII luchó en las guerras de Italia, la regencia la ejerció de nuevo su hermana, Ana de Beaujeu.
Carlos VIII de Francia trató de dominar los estados italianos y Fernando el Católico de España trato de impedírselo.
El 19 de enero de 1493 los reyes Fernando el Católico y Carlos VIII de Francia firman el Tratado de Barcelona o de Narbona por el cual Francia devuelve los condados de Rosellón y Cerdaña a España. El acuerdo quedó roto dos años después por desavenencias.
En Florencia fue recibido como un libertador por el agitador dominico Savonarola, el rey aprovechó la oportunidad para expulsar a Piero de Medici, que no contaba la habilidad política de su padre, Lorenzo, muerto dos años antes.
En 1494 Carlos VIII de Francia cruza los Alpes con su ejército, se le une Ludovico, el moro de Milán.
El 31 de diciembre de 1494 Roma abrió sus puertas y Carlos se instaló en el Palazzo Venezia, mientras el Papa Alejandro VI (que sin éxito había solicitado la ayuda del sultán Bayezit) se refugió por poco tiempo en el Castel Sant’Angelo; quince días después el Carlos y el Papa se encontraron por primera vez y el famoso encanto de Alejandro hizo el resto.
El 17 de enero de 1495 celebró misa frente a 20,000 soldados del ejército francés en la gran plaza de enfrente de San Pedro, con el mismo Carlos asistiéndolo.
El 22 de febrero de 1495 Carlos VIII de Francia invade Nápoles, para reclamar el trono. El rey Alfonso abdicó de inmediato e ingresó en un convento.
El 12 de mayo de 1495 fue coronado por segunda vez.
Carlos abandonó su nuevo reino para siempre y se dirigió junto con 20,000 mulas cargadas con el botín saqueado en Nápoles, de regreso al norte.
Dicen que el queso parmesano se convirtió en la moda para Francia después de Carlos VIII regresó de su expedición a Nápoles.
El 20 de abril de 1496 el rey Carlos VIII de Francia prohíbe el comercio veneciano en su país porque la República de Venecia el 4 de noviembre de 1495 rechazó su oferta de paz por separado, estrechando aún más la amistad con Nápoles.
El 7 de abril de 1498 la reina Ana de Bretaña se recuperaba en el Castillo de Amboise de su último parto del 20 de marzo, donde había tenido otro niño que nació muerto. Para distraerla, Carlos VIII la llevó a ver un jeu de paume (antecedente de un partido de tenis) en el foso del castillo. Acelerando el paso, el rey Carlos VIII se golpeó violentamente la cabeza contra el dintel de piedra de una puerta baja. Se tambaleó pero no perdió el conocimiento, yendo a acomodarse para el espectáculo del juego que observó largo tiempo. Alrededor de las dos de la tarde, se derrumbó en el suelo. No podía hablar. Se tumbó en un colchón esperando a los médicos, permaneció allí durante nueve horas hasta su muerte.
A los 27 años falleció sin descendencia, pasando el reino y su viuda y a su primo Luis de Orleans (futuro rey Luis XII de Francia).
Las reinas se vestían de blanco en el luto, hasta que Ana de Bretaña, en el funeral de Carlos VIII de Francia, usó vestido negro porque simbolizaba mejor la constancia en el amor, así empezó a usarse el negro para el luto.
Fue enterrado en la Iglesia de la Abadía Real de Saint-Denis. Su corazón se depositó en la Colegiata de Notre-Dame de Clery.
La reina Ana de Bretaña supervisó el diseño de la tumba de Carlos VIII y luego las obras. La ejecución fue confiada a Guido Mazzoni, que Carlos VIII había traído de sus conquistas italianas y que había entrado al servicio de Luis XII. Su tumba superó a todas las demás en Saint-Denis por sus dimensiones y su suntuosa ornamentación. El monumento medía 8½ pies de largo y 4½ pies de ancho. Dominaba a las estatuas yacentes medievales frente a las cuales se colocaba. La estatua monumental en bronce dorado representaba al rey orante. Iba recubierto con el vestido azul con flores de lis doradas realizadas en esmalte.
Dibujo de la tumba del rey Carlos VIII de Francia por François Roger de Gaignières. En 1792 se retiran los 4 ángeles y la efigie que estaban en bronce y luego se funden. En 1793 el resto de su tumba desapareció.
En 1873 durante las obras de la Colegiata de Notre-Dame de Clery, el corazón de Carlos VIII se encontró en una pequeña bóveda. En 1892 se colocó una losa en su sitio.
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