Natividad Venegas de la Torre conocida como (Santa) María de Jesús Sacramentado Venegas "Madre Naty" nace en Zapotlanejo, Jal., el 8 de septiembre de 1868; es bautizada por el Señor Cura de Zapotlanejo, José María de Anda con el nombre de María Natividad el 13 de septiembre de 1868 y muere en Guadalajara, Jal., el 30 de julio de 1959. Religiosa; en 1992 es beatificada por el Papa Juan Pablo II, en la Basílica de San Pedro, es la primera mujer mexicana declarada beata; el 21 de mayo de 2000 es canonizada, por el Papa Juan Pablo II, en la Basílica de San Pedro, junto con los 25 mártires mexicanos para gloria de Dios y de México, siendo la primera santa mexicana.
Duodécima hija de Doroteo Venegas Nuño y de María Nieves de la Torre Jiménez. Pasó su niñez en varios lugares de Nayarit: San Leonel, Las Varas, Mecatán, San Pedro Lagunillas y Compostela, a donde se trasladaba su familia por razones de trabajo. En su juventud quedó huérfana de padre y madre. Se estableció en Zapotlanejo, con una tía.
En 1898 se inscribió en la asociación de "Hijas de María", cuyas obligaciones cumplió con fervor, para su santificación y apostolado.
En 1905 asistió a una jornada de ejercicios espirituales y decidió ingresar en las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús (fundada por el canónigo Atenógenes Silva para atender a los enfermos abandonados y a los menesterosos).
El 8 de diciembre de 1905 se unió a las "Hijas del Sagrado Corazón de Jesús".
El 25 de enero de 1921 es electa superiora general.
Durante la persecución religiosa en México, mantuvo con firmeza la vida espiritual y la disciplina del instituto a ella confiado.
Redactó las constituciones de su congregación, aprobadas por el arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez, el 24 de julio de 1930.
El 8 de septiembre de 1930 ella y las hermanas elegidas, formularon sus votos perpetuos; su nombre, Natividad, lo cambió por el de María de Jesús Sacramentado.
Con el consejo y la exhortación de algunos eclesiásticos cambió su Sociedad en Congregación Religiosa para lo cual escribió las constituciones que el Arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez aprobó el día 24 de julio de 1930.
Durante su servicio como superiora fundó varias casas para atender a los necesitados, prodigó cuidados verdaderamente maternales a los enfermos y a las religiosas puestas bajo su tutela.
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