miércoles, 2 de enero de 2019

José de la Borda "el Fénix de los mineros de América" (1699-1778)

José de la Borda "el Fénix de los mineros de América" nace en Oloron, provincia del Bearne, Francia el 2 de enero de 1699 y muere en Cuernavaca (Mor.) el 30 de mayo de 1778; minero; fue considerado en su momento como el hombre más rico de la Nueva España.

Segundo hijo del francés Pierre Laborde y de la española Magdalena Sánchez.  Hermano de Francisco de la Borda Sánchez.   

Su hermano mayor, Francisco de la Borda, había tenido la fortuna de conocer en Sevilla a dos mineros taxqueños, Tiburcio de Juanes y Secundino Romero de Ayala, a la sazón alcalde mayor del real de minas.  

En 1708 tras adoptar una versión hispanizada de su apellido materno y señalar Jaca, villa cercana a Oloron, pero en la vertiente aragonesa de los Pirineos, como lugar de nacimiento, esta argucia le permitiría explotar minas en las Indias, desposar a la hija del capitán Martín Verdugo y utilizar sus relaciones para reclamar una mina abandonada a las afueras de Taxco, en Tehuilotepec, poblado fundado por él.  

En 1708 su hermano Francisco de la Borda partió en busca de fortuna rumbo a la Nueva España.

En 1716 su hermano Francisco le escribió a José invitándolo a trabajar con él en una veta que había encontrado en Tehuilotepec llamada "La Lajuela", la mina que había fundado en Tehuilotepec, un poblado cercano a Taxco.

El 13 de julio de 1716 y con 17 años, desembarcó en Veracruz.  José se reunió con su hermano Francisco, tras viajar en la flota que trajo al virrey Baltazar de Zúñiga marqués de Valero.  

El 15 de agosto de 1716 después de 33 días de viaje, fue recibido en la casa del capitán Martín Verdugo donde lo esperaban su hermano Francisco, su cuñada María Verdugo.  

El 3 de septiembre de 1720 contrajo matrimonio con Teresa Verdugo (hermana menor de su cuñada), con quien tiene tres hijos (Antonia Ignacia, Ana María y Manuel de la Borda).  

En 1734 después de haber permanecido un tiempo trabajando en la Mina "La Alajuela", platicando son su amigo Manuel Aldaco decidieron buscar nuevas minas, trasladándose en 1743 a Tlalpujahua donde hallaron una veta que les dio enormes ganancias.  

En 1738 su hermano Francisco falleció heredando éste su fortuna y propiedades a José de la Borda.

En 1744 cuando su hermano Francisco falleció, José heredó las minas del que consideraba un padre y al practicar profundas exploraciones en "La Alajuela" descubrió en 1748 la veta llamada "San Ignacio" de la que extrajo grandes cantidades de plata.  

Al enviudar, para superar el dolor, buscó consuelo en la devoción y encauzó sus esfuerzos a lo espiritual, proponiéndose, en lugar de conformar un mayorazgo, dedicar su vida, su fortuna y su propia sangre en la persona de sus hijos, al servicio de Dios.  

El 12 febrero de 1751 presenta en el Palacio Virreinal, en la capital de Nueva España, los planos trazados por el arquitecto Cayetano de Sigüenza y pide licencia para construir el nuevo templo de Taxco sin intervención de ninguna autoridad, religiosa o seglar.  

Obtiene así su autorización y la del virrey Juan Francisco de Güemes, conde de Revillagigedo, para llevar a cabo tan ambiciosa obra.  

Tras demoler la antigua parroquia, ensancha el terraplén para dar cabida al nuevo templo que se mantiene bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, con Santa Prisca y San Sebastián como santos titulares. Bajo la consigna "lo mejor para Dios", los mejores artistas de la época redoblan esfuerzos para decorar su interior:  Miguel Cabrera, pintor de cámara del arzobispo de México, realiza dieciocho pinturas de gran formato; Isidoro Vicente, hijo de Jerónimo de Balbás, introductor del estilo churrigueresco en Nueva España, encabeza el equipo de ebanistas y doradores que elabora in situ los magníficos retablos, adornados con profusión de motivos vegetales, guirnaldas de flores y sus característicos querubines.  

El 3 de diciembre de 1758 se concluyen las obras de la Parroquia de Santa Prisca, obra del arquitecto Diego Durán, en la misma colaboraron los artífices Vicente Valvás y Juan Caballero.  

En marzo de 1759 el templo fue consagrado por el recién nombrado arzobispo de Manila, Manuel Antonio Rojo.  Al agotarse la veta de San Ignacio, en 1760 tuvo salir de Taxco para radicar primero en Real del Monte, y en 1761 a Chontalpa.  


Para 1760 sus minas se encontraban prácticamente en bancarrota.  Dicha situación le obligó a hipotecar la última gran posesión con la que contaba en Taxco, el Templo de Santa Prisca, para financiar una expedición a Zacatecas.

Tuvo que vender la custodia que había mandado a hacer para Santa Prisca, con esto puedo irse a Zacatecas a trabajar en la mina "La Quebradilla" donde quedó aún más pobre.  

Con el poco dinero que le quedaba abrió la mina "La Esperanza", la cual lo convirtió de nuevo en uno de los hombres más adinerados de la colonia.  Con esta nueva mina, se convirtió en el hombre más rico de Zacatecas, cómo lo había sido antes de Taxco..  

En 1776 afectado de varias enfermedades, presintió que le quedaba poco tiempo por lo cual dejó Zacatecas y emprendió su viaje a Taxco.  

Debido a su estado de salud tuvo que hacer varias escalas en el camino hasta llegar a la villa de Cuernavaca donde su hijo Manuel tenía una espaciosa casa.  

Les costó mucho trabajo convencerlo de no seguir su camino a Taxco.   

En total, su fortuna por sus minas en México ascendió a 40 millones de pesos y se considera que durante el esplendor de su carrera minera era el hombre más rico de México e inclusive del mundo.

No era súbdito español y los extranjeros tenían vedado el acceso a los dominios españoles y prohibido dedicarse a la minería, situación que continuó hasta 1821 en el caso de México.   

"Dios dá a Borda, Borda dá a Dios".

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