Bernardo Paganelli di Montemagno nace en Pisa el 4 de mayo de 1088 y muere en Tívoli el 8 de julio de 1153; canónigo y sacerdote; abad; con el nombre de Eugenio III es elegido Papa Nº 167 de la Iglesia católica (18 de febrero de 1145-8 de julio de 1153), tuvo que irse a Farfa para recibir la coronación; presidió concilios en París, Tréveris, Reims y Cremona; en 1872 es beatificado por el Papa Pío IX.
Hijo de Godio. Miembro de la familia aristógrata Paganelli de Montemagno, aunque esto no ha sido probado y contradice testimonios anteriores que sugieren que sus orígenes eran humildes.
En 1106 fue nombrado canónigo del cabildo catedralicio de Pisa.
Desde 1115 está fue subdiácono.
Entre mayo de 1134 y febrero de 1137 fue ordenado sacerdote por el Papa Inocencio II, que residía entonces en Pisa.
En 1138 bajo la influencia de Bernardo de Claraval, ingresó en la orden del Císter y se trasladó a la Abadía de Claraval. Fue el discípulo predilecto de Bernardo de Clarabal.
Fue abad de san Silvestre de Farfa y luego de la Abadía de Acque Salvie o Tre Fontane de Roma.
En 1139 regresó a Italia como líder de la comunidad cisterciense en Scandriglia. A finales de 1140 el Papa Inocencio II lo nombró abad de la iglesia de los Santos Anastasio y Vicente delle Tre Fontane, ubicada a las afueras de Roma.
El 15 de febrero de 1145 fue elegido Papa Nº 167 de la Iglesia católica.
El 18 de febrero de 1145 fue consagrado y tuvo que irse a Farfa para recibir la coronación.
Debido al enfrentamiento, iniciado por su antecesor, el Papa Lucio II con el Senado romano que le exigía la renuncia al poder temporal, se vio obligado a abandonar Roma para instalarse en Viterbo.
En 1145 en Viterno se reunió con Arnaldo de Brescia, llegando a un precario acuerdo por el que se mantendría el Senado pero reconociendo la superioridad pontificia, lo que permitió el regreso del papa a la Ciudad Eterna y de la que aún tendría que huir varias veces más.
En 1145 convocó una cruzada que, a pesar del apoyo de san Bernardo, no tuvo éxito.
En 1146 Eugenio III se ve obligado nuevamente a abandonar Roma y exiliarse en Francia, desde donde organizar la Segunda Cruzada,9 ordenando su predicación a Bernardo de Claraval, quien logró el apoyo del rey Luis VII de Francia y del emperador germano Conrado III (que terminaría en fracaso al no culminar con la conquista del Condado de Edesa).
Continuó llevando el hábito cisterciense bajo su túnica.
En 1147 fue a Francia para tratar con san Bernardo de la reforma de la curia y de la Iglesia.
Asistió al capítulo de la orden templaría celebrado en París.
El 24 de abril de 1147 concedió a los Caballeros Templarios el derecho a llevar la Cruz paté roja. Una cruz sencilla, pero ancorada o paté, que simbolizaba el martirio de Cristo; de color rojo. La cruz estaría colocada en su manto sobre el hombro izquierdo, encima del corazón.
El 27 de abril de 1147 se encontraba presente en Francia, cuando partió la Segunda Cruzada, encargó a Bernardo de Claraval predicar la Segunda Cruzada y conceder las mismas indulgencias que el Papa Urbano II había concedido en la Primera Cruzada.
En 1148 pasó unos meses en Tréveris, donde santificó la Abadía de San Matías y dio reconocimiento al culto hacia el Apóstol, muy popular en la zona por el descubrimiento de sus restos durante unas obras en la iglesia.
Excomulgó a Arnaldo de Brescia por cismático, pero no logró que el Senado romano lo entregara, por lo que el Papa Eugenio III intentó aliarse con el rey Roger II de Sicilia, cuya alianza le permitió retornar temporalmente a Roma en 1149.
Al no mantener el apoyo del rey Roger II de Sicilia, Eugenio III volvió al exilio y trató de buscar el apoyo de Conrado III, a cambio de la coronación imperial de este. Sin embargo, esto se vio impedido tras la muerte del emperador en 1152.
En 1153 el nuevo emperador, Federico I Barbarroja, prometió apoyar a Eugenio III, sin embargo, la ayuda no llegó a tiempo, ya que el pontífice falleció en Tívoli.
Tuvo diferencias con Federico I Barbarroja, pero se logró el acuerdo de Constanza.
Santa Hildegarda de Bingen, gran santa del Siglo XII, carismática abadesa, escritora y visionaria, fascinó a personalidades como Eugenio III, San Bernardo o Federico I Barbarroja.
Es invitado por Carlos el Gordo, sucesor de Carlomagno, a la Dieta de Worms, con el fin de afianzar la paz aceptó la invitación y durante el viaje falleció cerca de Módena, al parecer en Spilamberto.
Es enterrado en el Monasterio de San Silvestre de Nonantola (Módena).
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